miércoles, 14 de enero de 2009

Lo difícil que es pasar del modelo offline al 2.0 para las editoriales

Siempre he sido de los que han criticado a la industria discográfica por su cortedad de miras con la que se les vino encima hace unos años y su empecinamiento en seguir vendiendo CDs con 12 canciones a 18 euros cuando el consumidor quiería canciones sueltas a menos de 1 euro. Tanto erraron que al final nos acostumbramos a descargar gratis lo que queríamos del Emule y ahora no hay forma de dar marcha atrás al proceso, por mucho lobby que hagan con todos los gobiernos posibles y por muchos cánones que nos hagan pagar e insultos que nos profieran.

Por eso mismo, y desde que vi el libro digital y la previsión de que la próxima gran industria que tendría que cambiar radicalmente en los próximos años era la editorial, me sorprendía ver lo poco proactivos que eran en dicha industria hacia lo que se les venía encima.

Por ello, me pareció interesante recibir una invitación días antes del congreso ICIS 2008 (International Conference on Information Systems) celebrado en París en diciembre una invitación, enviada a todos los participantes del congreso, de uno de los editores del área (Wiley) para acudir a un almuerzo con el objetivo de debatir los libros del área de sistemas de información y el futuro que necesitamos.

A la mesa acudimos 11 profesores de todo el mundo (6 de EEUU y 1 de Líbano, España, Chile, Costa Rica, Reino Unido) y creo que fue tremendamente interesante porque allí salieron todas las grandes tendencias que creo transformarán la industria editorial (en este caso en su vertiente académica) en los próximos años, a saber:

  • La necesidad de integrar la multimedia (audio, videos) en la docencia, convirtiendo cada lección tradicional en un compendio de materiales a utilizar a gusto del docente y a gusto del estudiante.
  • La necesidad de transformar los libros de 600 páginas en píldoras de 10-15 minutos para su consumo "a la Martini": donde estés y a la hora que estés; muy orientados a dispositivos móviles tipo iPod.
  • La posibilidad de que las editoriales actúen como punto de confluencia entre los docentes de un área, poniendo a disposición de todos una serie de herramientas 2.0 (wiki, blog) para que podamos compartir recursos.
  • La necesidad de que las editoriales nos den formas de combinar fácilmente contenidos de distintos autores, en función de quien consideremos que expresa mejor lo que deseamos explicar.
  • La necesidad de pasar del modelo 1.0 (un autor que es Dios) a un modelo 2.0 (un autor que guía un proceso en el que participan colaborativamente docentes de todo el mundo).
  • La necesidad de olvidar el concepto de materiales que se renuevan cada 2-3 años para pasar a modelos de actualización permanente, al estilo de lo que ocurre en el mundo del software libre.
Como decía, me pareció que le dimos a los editores contenido más que suficiente para pensar en la forma de reestructurar su negocio de cara a la que se les viene encima. Me pareció que la editora que convocó la reunión tomó nota de todo ello.

Pero, por otro lado, también me di cuenta de una obviedad, pero en la que no había caído: lo difícil que resulta mover un barco de 50.000 toneladas cuando tiene su rumbo fijado hace años y siempre ha navegado feliz.

Directores de editoriales, editores, autores, revisores, traductores, etc, etc. Miles de personas que viven con una serie de modelos que entienden que son adecuados y que han venido funcionando. ¿Cómo hacerles ver la que se les viene encima? ¿Cómo convencerlos de que ahora tienen que remar en otra dirección? ¿Cómo explicarles que tienen que reinventarse, que van a tener que ganar dinero de otra forma?

Imagino que a caminar se aprende andando. Pero no acabo de ver a la pobre editora a la que bombardeamos con ideas convenciendo a su vuelta a casa a todos los que tiene alrededor de la necesidad de cambiar el modelo de negocio. No me la imagino explicando a "los directivos de ayer que siguen guiando a las empresas del mañana" estos temas de la web 2.0, la necesidad de la apertura a nuevas fuentes de conocimiento, la necesidad de reinventarse.

Creo que les queda un largo y complejo camino por delante.

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