Política de uso del correo electrónico
Curiosa iniciativa la que han puesto en marcha Intel y a la que se han sumado otras como Deloitte: sugerir a sus empleados que no usen el correo electrónico un día a la semana, normalmente el viernes (la noticia en El País). Básicamente la cuestión parece ser que han detectado que los trabajadores viven tan obsesionados por el correo que casi no hablan con los compañeros, no se produce networking social, por lo que han impulsado esta medida como forma de recuperar en cierta medida el diálogo, la compartición de ideas cara a cara y, en el fondo y como es obvio, mejorar la productividad.
Me llama mucho la atención que empecemos a ver este tipo de medidas. Desde luego, todos conocemos gente adicta a la tecnología, sea el correo, sea el móvil o sea la videoconsola. Pero que se pueda dar en toda una organización, hace pensar que quizás sea cuestión de reflexionar sobre el tema, más aun cuando en Europa se acaba produciendo todo lo que pasa en EEUU con un par de años de retraso.
Y además, hay indicadores que nos dicen que vamos hacia allá. Un síntoma: el uso de las Blackberrys. Cuando ya en EEUU se empezaban a preguntar si esto de las Blackberrys y lo de tener el correo contigo a todas horas era una buena idea, aquí estamos en la fase de adorarlas y vemos que anda todo el mundo enganchado. Incluso ya he visto a más de uso exhibirla con un cierto orgullo-pedantería, como quien dice aquello de "soy tan importante que estoy todo el día colgado a la Blackberry recibiendo y contestando correos".
Mi experiencia personal. Creo que fui del grupo de los primeros que tuvieron Blackberry en Canarias, hace ya 3-4 años. La usé durante un año y me apresuré a darla de baja. Con el cacharrito dichoso, me di cuenta de que acababa perdiendo más tiempo que ganando. En una reunión, miraba el correo y no me enteraba de lo que se decía. En una ponencia, lo mismo. Para eso, mejor me quedaba en mi despacho a trabajar y viendo el correo en mi ordenador. Me la quité de encima y pude sobrevivir viendo el correo cada par de horas. Aparte de eso, veía los correos personales y profesionales a todas horas y mezclados. En horas de trabajo me entraban correos con chistes. En los fines de semana, temas de trabajo.
Ahora contemplo el tema con cierta diversión. Me hace gracia estar en reuniones en las cuales uno habla y cuatro no hacen ni caso viendo sus Blackberrys y creyéndose productivos. O ponencias con 100 asistentes en los cuales cada uno va a su bola.
Por otro lado, esto contrasta con un grupo de gente relativamente importante con el que me comunico por correo que mira el correo una vez a la semana o, como mucho, una vez cada par de días. ¡¡Eso sí que me desespera!! Mandas un correo y te contestan al cabo de 3-4 días o más.
Digo yo. ¿Qué tal el término medio del que hablaba Aristóteles? Mirar el correo un par de veces al día como mínimo, pero sin obsesionarse. Responder a los mensajes en los que te informan de algo, aunque sea diciendo OK. Pero no intentar vivir amparado por el gestor de correo. Y no usar el correo a todas horas y en todos sitios. ¿Por qué crees que si en una reunión puedes no coger una llamada de móvil sí que tienes que contestar al correo que te acaba de llegar?
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