miércoles, 1 de agosto de 2007

Funcionarios de los de antes

Aunque no pensaba escribir hasta septiembre, en un blog dedicado a Sociedad de la Información, a administración electrónica y a estas cosas, no podía dejar de contar lo sucedido hoy.

Bien saben los 30 o 40 mil lectores que me siguen con asiduidad que soy un convencido de que uno de los grandes avances en la administración se está produciendo gracias a la mejora de las competencias de los funcionarios. Funcionarios cada vez mejor formados, más amables, más preocupados por su trabajo. Y que el gran reto es trasladar el conocimiento de estos funcionarios a los sistemas de administración electrónica.

Por ello, pensaba que ya quedaban pocos funcionarios de los de antes en la administración. Funcionarios convencidos de que la administración es suya y de que ellos no están allí para dar servicios a nadie. Que conocen bien sus derechos, pero quieren saber poco de sus deberes. Hoy me encontré con uno de estos. Es cierto que son una especie en extinción. Pero cuando uno se topa de frente con uno, es para echarse a temblar.

Resulta que fui al Centro de Atención e Información del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales que hay en la Casa del Marino en Las Palmas de G.C.. Cuando estaba con el coche a menos de 100 metros de la oficina, y debido a la visita del Presidente de la Nación a la ciudad por el tema de los incendios en la isla de Gran Canaria, la policía me obligó a desviarme dos veces, hasta que terminé en el parking de Tomás Miller a unos 500 metros del destino, aun cuando justo al lado de la oficina hay un parking (Saba) al que no pude llegar. Después de una carrerita con varias desviaciones debidas al mismo motivo, llegué a la puerta a las 14.02. Toqué y salió el director de la oficina. Sus respuestas fueron de lo más elocuentes, demostrando una gran preocupación por el ciudadano. Por más que yo insistía y le hacía ver la razón de mi retraso y que sólo eran 2 minutos, se limitaba a responder “Vuelva usted mañana”, “Haber llegado antes”, “La visita del presidente no es mi problema”, “Yo no tengo culpa del fuego”, además de un lacónico “Pídale cuentas a Zapatero”. Y eso hago. Le pido cuentas al presidente por el comportamiento de los funcionarios de sus ministerios.

¿Tan ocupados están los funcionarios que la puerta se tiene que cerrar a las 14.00 según el horario del Imperio? ¿Son tan importantes dos minutos cuando hay un caos considerable en la ciudad que impide acercarse a la oficina a la que uno va a hacer una gestión? Por cierto, cuando le pregunté el nombre al director de la oficina, la respuesta, como no podía ser de otra forma fue “vuelva usted mañana”. Y tan a gusto que se quedó estampándome la puerta en las narices.

La verdad es que si hubiera muchos como este señor seguro que la administración electrónica avanzaría mucho más, al igual que la Sociedad de la Información. Por no verlo, todo el mundo acabaría comprándose un ordenador y conectándose a Internet...