domingo, 30 de noviembre de 2008

Las nuevas tecnologías no son tan malas para la juventud como se presuponía

Al lado de los cada vez más frecuentemente apocalípticos mensajes acerca de los peligros que encierran las nuevas tecnologías y, especialmente, Internet para la población en general y para los jóvenes en particular (pornografía, pederastas sueltos, violencia sin límites, alienación de la personalidad, disminución del contacto directo con los coetáneos y otras lindezas por el estilo), hoy hago referencia a un informe recién publicado que precisamente afirma lo contrario: que las nuevas tecnologías no sólo no son malas para los adolescentes sino que, además, son buenas. En efecto, y según la nota de Engadget en Español titulado "Un estudio revela que Internet es bueno para la adolescencia":

[...] los jóvenes adquieren una gran soltura en el manejo de ordenadores y nuevas tecnologías en general, lo que les ayudará en el futuro; también sale bien parada la creatividad de los adolescentes, ya que se esfuerzan en crear blogs y webs cada vez más avanzadas [...]

Hombre, es verdad que el hecho de que adquieran soltura con los ordenadores gracias al uso de Internet no es como para tirar cohetes. Y también es verdad que ya se sabe que puestos a buscar informes, uno puede encontrarlos de todos los tipos, formas y colores, que pueden afirmar para una misma cuestión, desde que la misma es blanca hasta que es negra pasando por el amplio espectro que ofrece el arco iris.

Pero bueno, habrá que referenciar de vez en cuando a aquellos que están a favor de lo que uno defiende. En definitiva, barrer para casa, ¿qué menos?

lunes, 17 de noviembre de 2008

Sostenibilidad y uso de las TIC

Hace algún tiempo (un par de años) saber que un avatar de Second Life consumía la misma electricidad que un brasileño generó bastantes comentarios en la blogosfera, a cuenta de la sostenibilidad del modelo y el tema del consumo eléctrico que estaba suponiendo Internet y sus derivados.

El otro día leí la noticia de que Facebook paga mensualmente una factura de luz de un millón de dólares. Si lo has leído rápido y eres español de más de 20 años, quizás hayas creído que dice "un millón de pesetas". No es así. Vuelve a leerlo. Dice un millón de dólares. Para el caso, un millón de euros de factura mensual eléctrica.

Independientemente de que Facebook esté generando ingresos suficientes para pagar ese millón de dólares, la pregunta que sigue es clara. ¿Cuánto están costando en destrucción de recursos naturales y fuentes energéticas limitadas los distintos servicios que usamos de Internet? Porque si esto es Facebook, no quiero ni pensar en Google, Amazon o Yahoo.

En definitiva, ¿es sostenible el modelo actual de consumo? Parece claro que no. Pero, ¿cómo lo rediseñamos? ¿Cómo seguir adelante no quemando la hierba de allí por donde pasamos? ¿Podríamos desarrollar un "Internet Sustainability Act" para todos aquellos servicios nuevos que se desarrollen en Internet como forma de garantizar que los próximos Google y Facebook sí sean sostenibles?

jueves, 13 de noviembre de 2008

Logos turísticos y elección de destinos


Anda presentándose en estos días, con gran pompa y boato, el nuevo logo de las Islas Canarias, ese que aparece en la imagen. Entre otros sitios, en la World Travel Market de Londres, con macrobotellón para políticos incluido, en el Emirates Stadium londinense, a la cual acudieron tan sólo 200 invitados en vez de los 500 previstos y con poco, muy pocos, ingleses. La cuestión es que entre pitos y flautas, la promoción de este logo nos va a costar, nada más y nada menos, que 11 millones de euros. Algo más de 5 euros por canario. No está mal.

La verdad es que debe ser que no me entero del tema turístico, de cómo funciona, de qué es importante y qué no lo es. Se ve que todavía tengo mucho que aprender. Porque, fíjense ustedes lo inútil que soy, cuando decido un destino turístico nunca hago la elección en función del logo de dicho destino. Últimamente he estado de vacaciones en EE.UU, en Holanda, en Portugal, en Menorca. Y, ¡qué torpe!, ni siquiera consulté los logos de dichos destinos.

Quizás sea que hay algún complejo estudio que indica que los turistas que vienen a Canarias sí que nos eligen por eso. No por el sol y la playa, no por la temperatura. No. Los turistas vienen a Canarias porque tenemos un logo muy bonito. Debe ser eso. Por eso es lógico que, en vez de usar el dinero en mejorar zonas obsoletas, limpiar la basura que queda a la vista del turista o cosas por el estilo, sea más importante gastarlo en fiestas de presentación del logo.

Hay que ver todo lo que uno va aprendiendo. En mi próximo viaje pongo a Dios por testigo que primero miraré el logo del lugar al que vaya a ir. Y como el de Huesca sea más bonito que el de Venecia, ¡adiós canales!

lunes, 10 de noviembre de 2008

Abandono Chrome, me vuelvo a Firefox


Después de un par de meses probando Google Chrome, casi desde el día en que salió, he decidido dar marcha atrás y volver a Firefox. Mi principal motivo: Chrome falla más que una escopeta de feria. Por mucho que sea Google el autor, por mucho que cuenten todo lo que quieren hacer con Chrome en el futuro, hoy por hoy creo que tiene demasiados bugs y carencias. Unos cuantos de los que he detectado yo:

  • Cuelgues en cadena. A pesar de lo que decían en la presentación del producto, de que cada pestaña era una instancia distinta del navegador, más de una vez me ha ocurrido que cargando una página que bloqueaba temporalmente el navegador, el navegador completo se quedaba parado. Una mentira de Google.
  • Formularios. Una cosa que me encanta de Firefox es que, aunque no quieras guardar el usuario y contraseña de una página, sí es capaz de guardar datos de los formularios que usas. De forma que al volver a usarlos no tienes que teclear la misma información de nuevo (por ejemplo, el usuario, aunque no haya guardado la contraseña).
  • Problemas de carga de las páginas de inicio. Suelo configurar mis navegadores para que abran 5-6 pestañas en el inicio: los correos que uso, mi bloglines, Facebook, Google Calendar, etc. En Chrome 2 de cada 3 veces no carga más que las primeras 3 ó 4 pestañas, dejando el resto como pestañas en blanco.
  • Editor de opciones. En general, los editores de opciones (por ejemplo, de pestañas de inicio) de Chrome son horribles, sin demasiadas funcionalidades.
  • Time-outs. No sé por qué, pero el timeout que le han puesto al navegador es muy corto. Debido a ello, frecuentemente te dice que una página no está disponible cuando realmente sí lo está (basta darle a recargar para comprobarlo). Con bloglines me pasa esto muy frecuentemente, especialmente cuando la conexión es una ADSL normal.
  • Recarga de páginas. También por alguna extraña razón, cuando quieres recargar una página en la que has cumplimentado un formulario, Chrome pierde todo lo que rellenaste, cosa que no pasaba con Firefox ni con IE (creo).
  • La apertura automática de ficheros. A pesar de que hay un montón de tipos de ficheros que le tengo dicho que abra automáticamente al descargarlos, a veces lo hace, a veces no. Además, cuando no lo hace, compruebo la opción y está marcado. ¿Por qué no lo abre? Quién sabe.
Reconozco que hay unas cuantas cosas de Chrome a las que me había acostumbrado y que echaré de menos. Entre otras, la rapidez (es cierto que era rápido), la estética (que no me gustó en primera instancia pero a la que me acabé acostumbrando por la cantidad de pantalla disponible) o el tema de que cuando cierras pestañas el tamaño se vaya adaptando para que la X de cerrar esté siempre debajo del ratón.

De todas formas, esto no es mi adiós a Chrome. Tan sólo es un hasta luego. Estoy seguro de que volveré, cuando Google saque un producto que de verdad esté en condiciones de ser utilizado.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Elecciones EEUU 2008 - Algunas curiosidades

Al hilo de las elecciones presidenciales de 2008 de EE.UU. hay un par de cosas que me han llamado la atención.


  • La estrategia de "El ganador se lo lleva todo". No por sabido deja de sorprender. En las presidenciales norteamericanas, cada estado pone en liza una serie de votos electorales. El que gana en el estado (aunque sea por un sólo voto) se lleva el estado completo. Ni Ley D'Hont ni historias similares. O todo o nada. En el límite, un candidato con 52 votos más que otro a nivel nacional podría quedarse con los 538 votos que se reparten, si esos 50 votos le sirvieran para ganar en cada uno de los estados.
  • Las colas. A pesar de que se anunciaban colas de hasta 3 y 4 horas, los americanos van a votar. Como ellos mismos dicen, "cuando un americano sale a votar, no vuelve a casa (o al trabajo) sin haberlo hecho". ¿Se imaginan que aquí tuviéramos que soportar colas de ese tipo para votar? ¿Cuántos de nosotros renunciaríamos a ejercer nuestro derecho?
  • El aprovechamiento del proceso electoral. Siguiendo la máxima estadounidense de aprovechar al máximo, no deja ser curioso que las elecciones presidenciales se hayan utilizado para elegir todo tipo de cosas. Que se elijan a los miembros de la Cámara de Representantes, del Senado (en 33 estados), a 11 gobernadores, parece lógico. Pero en algunos sitios se ha elegido al sheriff y, en otros, se ha aprovechado para realizar distintos referendums: sobre matrimonios homosexuales, sobre la prohibición de tener a los animales de granja en jaulas que no les permiten moverse, sobre el aborto, sobre el idioma oficial, etc.
  • La distribución del voto. La observación del voto en 2008 con el ganador en cada estado, deja bien a las claras que cuando se dice que EE.UU. son dos países en uno, es porque realmente lo son. Las costas y el noreste, claramente progresistas, demócratas. El centro, conservador. Incluso no deja de ser curioso que dos estados en disputa (Misouri y Carolina del Norte) sean justamente limítrofes entre una tendencia y otra, como si de un perfecto gradado de conversión de demócratas a republicanos se produjera al ir de norte a sur en la costa este, por ejemplo.



Aquí debajo están, por cierto, los resultados de 2004. Comparando ambas gráficas se observa que la diferencia para Obama respecto a Kerry la ha supuesto Florida (27 votos), Ohio (20), Indiana (11) y alguna incursión en territorio tradicionalmente republicano (Colorado, Nuevo México).

 

Por cierto, si uno va a El País, por ejemplo, puede ir viendo los porcentajes de votos que obtuvo cada uno y ver si la secuencia de "el ganador se lo lleva todo" fue por poco o por mucho. Me resulta significativo comprobar que, en general, en pocos estados hay una relativa igualdad (diferencias de porcentaje menores de 5 puntos) y que lo normal es que el candidato que gane lo haga con más del 55% de los votos, con casos de más de un 60% y hasta el extremo de Hawaii, donde más del 70% de los votos se los llevó Obama (cuestión lógica por su cercanía a Hawaii, pero que no se da en ningún otro estado "cercano" a los candidatos).

Dicho de otra forma; no es que en todos los estados la cosa esté igualada y al final se acabe inclinando hacia un lado o hacia otro. Más bien (y vuelvo al principio) hay dos Estados Unidos que miran las elecciones desde puntos de vista totalmente opuestos. En unos estados hay más de un 60% de demócratas. En otros, más de un 60% de republicanos.

lunes, 3 de noviembre de 2008

No aprovechamos las TIC para incrementar la productividad.

Decía el otro día un economista (del que no recuerdo su nombre, disculpen el lapsus) de visita por España que en este país la crisis iba a tener un efecto aún mayor que en otros lugares porque no habíamos sido capaces de aprovechar las TIC para incrementar la productividad.

La frase se me quedó dando vueltas en el cerebro, pues no dudo de su veracidad. Es de lo que constantemente hablamos: tenemos TIC, las usamos, pero en muchos casos incorrectamente o sin sacarles ni un pequeño porcentaje de sus posibilidades. Y, ¡ojo! no estoy refiriéndome al tema de si usamos el 5% o el 85% de las aplicaciones ofimáticas. Eso es otro tema que poco tiene que ver con éste.

Me refiero al hecho de que nos hemos limitado, en muchos casos, a informatizar procesos, sin intentar, si quiera mínimamente, pensar en si las TIC nos pueden ayudar para algo más. Si podemos racionalizar, al menos; rediseñar el proceso, mejor, dando un salto adelante; incluso, en casos extremos si queremos cambiar el paradigma (ver gráfica).




A cuenta de esto, en estos días me he quedado un par de veces en hoteles de la cadena Sol-Meliá. Y se han puesto a mi disposición un par de flagrantes ejemplos de la cuestión:

- Cada cliente tiene varias identidades que son tratadas de forma independiente. Uno es el que está dado de alta en su web, tiene tarjeta Más; un cliente al que envían ofertas, incluso personalizadas y al que, obviamente, no obligan a reintroducir sus datos cada vez que va a la web. Y otro cliente, que es el que va al hotel. Bueno, en realidad, n clientes cuando van a cada uno de los n hoteles. Dicho de otra forma, cuando vas a un hotel de Sol-Meliá, eres un desconocido. A pesar de que hayas reservado a través de la web, te piden que cumplimentes todos los datos de nuevo; incluso en algunos hoteles cometen errores en el nombre y, si vuelves por allí, te siguen localizando y tratándote erróneamente, por ejemplo, en la factura.

Fíjense la falta de productividad. Si hubieran intentado dar un mínimo paso adelante, hubieran ahorrado a los recepcionistas muchísimo tiempo en el check-in de los clientes; sólo con localizarlo en la base de datos corporativa, sería suficiente para que todo el proceso fuera automático.

- El acceso a la WiFi. Sol-Meliá ha decidido no ofertar la WiFi como un servicio gratuito. No lo comparto, pero me parece respetable. El problema es en que, cuando es así, es habitual encontrar que se te redirije automáticamente a una página en la cual pagas lo que quieras (incluso, en su caso, lo cargas a la habitación del hotel) y empiezas a navegar. En Sol-Meliá no. Aquí tienes que bajar a recepción a comprar un bono con un usuario y contraseña. Resultado: incomodidad para el cliente (como se te ocurra empezar a navegar a las 11 de la noche en la cama ni te cuento) y baja productividad, de nuevo, de los recepcionistas, que tienen que seguir participando en tareas que ya están automatizadas en todos los lugares del mundo.

- El check-out (este no es un problema exclusivo de Sol-Meliá). En muchos lugares (EEUU, por ejemplo), empieza a ser frecuente que el día que haces el check-out te dejen, a eso de las 3-4 de la mañana la factura de la habitación por debajo de la puerta, indicándote que, si estás de acuerdo, te limites a dejar la llave en unos buzones en el hall (o en la propia habitación) y que llames a un teléfono para confirmar que ya te marchas para que tengan constancia. Y que te cobrarán la suma en la tarjeta que diste a la entrada. Aquí en España (y parte de Europa) te siguen obligando a pasar por recepción por la mañana. Resultado: incomodidad para el cliente (a veces las colas son largas; muchas veces vas pillado de tiempo), pérdida de productividad para, ¿adivinan quién?, los recepcionistas, por supuesto.

Cualquiera que haya trabajado con gestión de colas, sabe que los tres ejemplos anteriores son situaciones que obligan a tener más recepcionistas de los necesarios, más colas, mayor insatisfacción del cliente. Baja productividad y mal servicio, en definitiva. Pero las TIC están ahí, a nuestro servicio, a un click de ayudarnos a revertir esta situación. ¿Por qué no las usamos?

Y luego, algunos profesores universitarios (entre los que me incluyo) nos atrevemos a decir frases del tipo de que las empresas observan a la competencia, ven cómo han usado las TIC y copian esos usos para igualar la posible desventaja competitiva. ¡Venga ya! Eso, en este país, no lo hace nadie. Incluso copiar parece que nos supone un esfuerzo excesivo.