jueves, 22 de mayo de 2008

Nos podemos fiar de las valoraciones de los usuarios

En este mundo 2.0, en que todo se puede votar, desde los diseños de camisetas a los libros y los hoteles, uno de los mayores problemas que se nos plantean a los navegantes es cómo fiarse de las opiniones de los usuarios.

Dicho de dos formas distintas. Primera, los usuarios que votan y escriben suelen ser o los que acabaron encantados con el producto o servicio o los que tuvieron una experiencia horrible (además, en la cultura latina parece que tenemos una cierta tendencia a decir tan sólo este segundo tipo de opiniones, el halago parece que queda mal). Es decir, sólo hay opiniones extremas.

Segunda, siempre cabe la posibilidad de que te estén dando gato por liebre y los que estén diciendo que el hotel es magnífico sean los dueños, sus hijos, sus amigos, un grupo de gente al que invitaron a quedarse gratis y así sucesivamente.

Entonces, ¿qué opción nos queda a los navegantes? ¿De qué nos fiamos y de qué no?

Obviamente, hay reglas básicas. Si algo aparece sólo de color de rosas, el tufo a engaño es grande. Aunque incluso frente a esta técnica de detección, imagino que los propietarios se habrán dado cuenta del tema y se dedicarán a meter alguna opinión no 100% favorable.

A este respecto, leí el otro día una noticia en TechCrunch de que, intentando mejorar esta situación, OpenTable, una página web destinada a la reserva en restaurantes en EEUU acaba de incluir un nuevo sistema de votación, denominado "Diners Choice", en el que sólo puedes votar si te mandan un correo. Y este correo sólo te lo mandarán si previamente hiciste la reserva con ellos. Digamos que así, al menos, garantizan que los que votan son realmente los que usaron el sistema.

Claro, que estas son las cosas de los americanos. Te venden como nuevo invento algo que ya estaba hace tiempo, pues nuestra ibérica agencia de ocio Atrapalo viene siguiendo este procedimiento hace tiempo.

Independientemente de quien fuera el primero (supongo que el concepto tampoco es tan hiperinteresante como para pelearse por el invento), la cuestión es si es lógico que sólo dejes valorar a los que han usado tu servicio. Porque, precisamente, buena parte del valor de las iniciativas de votación están en el hecho de que cualquiera que haya experimentado el servicio lo pueda valorar. Es más, incluso es lógico pensar en servicios en la web que no vendan directamente, sino que estén montados alrededor de la valoración como tal.

Total, que vuelta al principio. ¿Cómo nos aseguramos de que las opiniones dadas sean fiables? ¿Se les ocurre alguna idea?

3 comentarios:

Jose Frechín dijo...

En principio yo no me guío por las opiniones, sino por los opinadores, siempre y cuando sean coherentes, o dicho de otro modo, que mantegan un perfil.

Así que el tema de las opiniones es bastante relativo.

El mejor crítico de cine que conozco es un colega cuyo gusto es diametralmente opuesto al mío. De manera que no me pierdo ninguna mala recomendación.

Evidentemente otros amigos tienen un perfil más similar al mío, pero con variaciones. Sin embargo con el otro, el resultado siempre es de una precisión matemática.

En cualquier caso, si las opiniones están inmersas en una red lo suficientemente grande los posibles efectos perversos se minimizan y pasan inadvertidos.

Unknown dijo...

yo creo que el futuro va en la linea que plantea josé frechín.
poco a poco se deberá ir ligando, a mi modo de ver, la relación de una red social con las valoraciones, a fin de que cada uno pueda filtrar atendiendo a los indicadores o parametros personales de cada cual que ha valorado (entre ellos, por ejemplo, que haya consumido o no el servicio).
Sí, a la abundancia de comentarios y opiniones, pero sí tambíen a la abundancia de filtros para que cada uno se pueda establecer su resultado personal de búsqueda.

Miriam dijo...

Partiendo de la idea de Atrapalo de filtrar las valoraciones a aquellos usuarios que realmente hayan probado el servicio, creo que los evaluadores (la gente que deja esos comentarios) podrían estar a su vez evaluados , algo así como la reputación de un vendedor de ebay. De este modo, nos fiaríamos de aquellas valoraciones cuyos valoradores tuvieran mejor nota o credibilidad.