Spielberg, el DRM y la torpeza humana
Leo en La Tejedora una historia de lo más conmovedora, digna de entrar en el Guiness de los records de la estupidez humana. Unos tipos quieren presentar una película a los premios de la academia de cine del Reino Unido. Distribuyen DVDs a todos los miembros de la academia. Hasta aquí todo normal.
El problema surge cuando, por un exceso de celo contra la piratería cometen un primer disparate: para ver el DVD necesitas un reproductor especial (que ellos mismos te entregan, eso sí). Pero fíjense en la primera locura. Para ver el DVD necesitas un reproductor especial. Si me dicen eso a mi, con el lío de cables que tengo en casa entre el video, el sintonizador de TDT, el DVD de toda la vida, el DVD lee todo y el equipo de música, apañados iban a ir.
Pero esto no es lo peor. Lo peor es que, según Cory Doctorow, los discos solo podían ser vistos en la zona 1 (EEUU y Canadá) y, claro, los aparatos especiales comprados y entregados en la zona 2 (Europa) no los reproducían. Pero, para colmo, en EEUU y con los aparatos comprados allí, tampoco los reproducían porque los DVDs estaban preparados para el sistema de TV europeo y no para el sistema de TV estadounidense.
¿Se puede ser más torpe? Estoy convencido de que no. Recién inaugurado 2006, ya tenemos ganador en la categoría de la mayor torpeza del año: Steven Spielberg y su película, Munich. Por supuesto, se quedaron sin nominaciones, visto que nadie había podido verla.
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