Japon (IV). Buenos niveles de empleo en la sociedad de la información.
Un post un poco largo y sin demasiada fundamentación científica, muy de época de verano.
El primer contacto que uno tiene con un país como Japón puede ser tremendamente significativo de un posible camino para combinar dos paradigmas que, hasta ahora, podían parecer antagónicos: el de la sociedad de la información en las cuales las tecnologías de la información y las comunicaciones realizan todas las tareas repetitivas y el de relativo a mantener un alto nivel de empleo.
En efecto, cuando uno llega al aeropuerto de Narita en Tokio se encuentra con una situación a mi juicio paradójica. Las maletas no caen en la cinta como en la mayoría de las partes del mundo, libremente digamos, sino que hay un sistema que hace que las maletas solo caigan al carrusel cuando detecta que en el mismo hay un hueco. Es decir, impide la situación que todos hemos visto más que frecuentemente en muchos aeropuertos de maletas que caen encima de otras maletas y acaban montando un lío impresionante. Claro, que esto tiene un problema. Según van cayendo las maletas al carrusel de forma desordenada, y en espera de que los propietarios de las mismas las vayan retirando, puede llegarse a una situación en que el mismo esté casi lleno, con lo cual dejarían de aparecer nuevas maletas. ¿Qué solución han elegido en Tokio? Pues tener a un mozo que coge las maletas que van llegando y las va colocando de forma ordenada para que ocupen el menor espacio posible. De esta forma, se maximizan los huecos libres y siempre caben más maletas nuevas.
Como vemos, una situación de caos inicial (maletas que caían unas encimas de otras) ha sido resuelta con el uso de las TIC (sistema detector de huecos en el carrusel) y esta solución TIC ha sido mejorada mediante el empleo de fuerza humana (el ordenanza que coloca las cosas). Claro, seguro que alguno se preguntará si no hubiera sido mejor que directamente el ordenanza colocara bien las maletas en el sistema original ahorrándonos el uso de las TIC, pero esa es otra cuestión que no vamos a tratar ahora.
El tema importante es que a medida que uno se desplaza por Japón descubre que la combinación de uso intensivo de tecnologías en todos los ámbitos de la vida con el hecho de incrementar el servicio que se da al cliente a base de tener personal para todo permite combinar el cumplimiento de los dos paradigmas antes citados.
Es obvio que hay un ligero defecto en el sistema. Todo es más caro, pues lo que antes era un servicio básico económico ahora se convierte en un servicio relativamente caro por la combinación de las TIC y de las personas.
El modelo japonés es claro. Sustituimos a los vendedores de billetes de metro por máquinas que dispensan los mismos, pero a cambio, en cada estación tenemos personas que ayudan a los pasajeros, especialmente a los extranjeros, a aclararse. Es obvio decir que, aunque en cantidades muy pequeñas, el sueldo de estas personas que nos ayudan en las estaciones se repercute en el precio de cada pasaje de metro que compramos en Tokio.
¿Puede ser el de Japón el modelo a seguir en esta sociedad occidental? Es una de las grandes preguntas que habrá que resolver en los próximos años. Pero, en principio, la base no es descabellada: sustutiyo a las personas que hacen tareas repetitivas por máquinas y empleo a las personas en mejorar el nivel de servicio.
1 comentario:
Bueno, la cosa no me parece tan simple. Un incremento de "nivel de servicio" no es siempre beneficioso a nivel global. Por ejemplo, suponte que automatizas la venta de billetes y sustituyes al personal por traductores de estonio a japonés. La calidad del servicio aumenta, pero ese aumento de calidad no representa nada interesante para la mayoría de los usuarios, salvo algún ocasional turista báltico. Seguro que los usuarios preferirían pagar un yen menos y que les quitaran el traductor de estonio. El ejemplo del traductor resulta absurdo, pero en realidad es generalizable a casos menos obvios.
No es tan malo que se destruya empleo gracias a la automatización, ni es una buena idea (en general) reemplazar uno-por-uno a los empleos destruidos por la automatización. El empleo se generará indirectamente, porque la reducción de costes provocada por la automatización permitirá que los usuarios tengan un pequeño excedente para consumir en otros bienes y servicios (lo cual genera empleo en otros sectores); o bien para ahorrarlo-invertirlo (facilitando el crédito a los emprendedores, lo cual también genera empleo).
El problema ocurre cuando los trabajadores parados por culpa de la automatización no tienen capacidad para recolocarse en otros puestos. En algunos países, se les dejaría en la miseria. En otros, existen subsidios de desempleo más o menos generosos. Un sistema intermedio es la 'recolocación como traductor estonio-japonés', es decir, la empresa los mantiene en puestos menos productivos. Se pierde dinero, pero al menos no están en casa cobrando el paro.
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