¿Pagar por tener un producto "capado" o libertad total y además gratis?
Supongamos lo siguiente. A la hora de conseguir una película tengo dos alternativas. Primera, ser buen chico; acudir a un establecimiento, pagar unos 20-25 euros por la misma y, luego, cada vez que quiero verla, esperar 3-4 minutos a que el lector de DVDs pase por la introducción, notas antipiratería, anuncios de próximos estrenos, etc. antes de poder empezar a ver realmente la película. Y sin posibilidad de saltarme todo ello, como hacía cuando eran cintas VHS porque si le doy al botón de saltar, el DVD me saca una mano indicando que espere.
Segunda, ir al emule o similar, descargarla gratis, grabarla en un CD o DVD y cada vez que la pongo, empiezo a verla inmediatamente, sin mayores demoras.
Yo, como es lógico, me quedo con la primera :-). Pero igual hay gente que se queda con la segunda, ¿no?
Cuento esto en la línea que comentaba Enrique en uno de sus últimos artículos en Libertad Digital, La rebelión de los electrodomésticos, haciendo referencia a la cada vez más frecuente tendencia a que los electrodomésticos vengan "precapados" (no preparados) para no hacer determinadas cosas que podrían hacer perfectamente. Reproductores de música que no leen determinadas canciones si no cumplen algunas características. Consolas de videojuegos con lectores de DVD que solo reproducen DVDs de juegos pero no de películas. PCs con capacidad para abrir 5 programas que sólo abrirán 3. Cosas incomprensibles que habrá que ver hasta cuándo soportarán los consumidores. Imagino que algún día se producirá "la rebelión del comprador".
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